De casualidades estamos rodeados. Hay lugares en los que por motivos varios nos encontramos con algun viejo conocido. Conocido del cual no nos acordamos ni siquiera de su nombre.
Pero tenemos la tan buena suerte, que el tampoco recuerda el nuestro. Pero como sabemos que nos conocemos, y por simple aburrimiento, intentamos establecer una conversacion. A esa hora no sabemos como empezar, quizas un "que tal?", "como anda?". Preguntas estandares como: "como esta el trabajo?", "sigues en el mismo lugar?", "que tal la familia?", "sigues viviendo donde mismo?", invaden el encuentro. Un encuentro fugaz, algo extranno, colmado de risas y noticias buenas y malas.
Y llegado el desenlace mandamos "saludos para todos", y cuando nos separamos nos preguntamos "de donde conno yo conozco a este tipo?".
Pero tenemos la tan buena suerte, que el tampoco recuerda el nuestro. Pero como sabemos que nos conocemos, y por simple aburrimiento, intentamos establecer una conversacion. A esa hora no sabemos como empezar, quizas un "que tal?", "como anda?". Preguntas estandares como: "como esta el trabajo?", "sigues en el mismo lugar?", "que tal la familia?", "sigues viviendo donde mismo?", invaden el encuentro. Un encuentro fugaz, algo extranno, colmado de risas y noticias buenas y malas.
Y llegado el desenlace mandamos "saludos para todos", y cuando nos separamos nos preguntamos "de donde conno yo conozco a este tipo?".
