miércoles, 5 de mayo de 2010

Vieja Compannera

El miedo a perderla, a alejarme un poco de ella, a sentirla lejos, a olvidarla, me hace temblar un poco. Quien ya paso por esto, o quien indudablemente algun dia pasara, sabe de lo que hablo. El solo sentimiento de no abrazarla me pone nostalgico.
Soy un eterno enamorado de mi Habana. Me gusta su gente, sus calles, su trafico. Conozco cada bache, cada charco, cada derrumbe. Valoro los edificios apuntalados, su folcklore, sus rumbas en la noche. Extrannare esa tamalera nocturna que ronda mi barrio, sus vendedores de tabacos, los que tiran las cartas en los portales del Palacio de Aldama, las negras de la Plaza de Armas con sus tabacos y sus Mar Pacificos, sus azoteas con sus antenas incompletas, los tanques sin tapa inundados en Aedes, los tragantes que no tragan, las sabanas en cada balcon, blancas o no, el grito del cobrador del gas o de la luz, los vecinos anunciandote que llego algo a la carniceria, o que adelantaron el arroz del mes, los cambios de libreta a principio de cada anno, el motor del agua roto y una comunidad vecinal que apenas se moviliza. Me gustan sus parques, los pajaros, la sombra, el fresco, las palomas, el piso con granos de chicharos, el agua de la bahia, los cannones del Castillo de la Fuerza, su Capitolio soleado, los camellos, ahora convertidos en P, las guaguas que se demoran, y las que se adelantan, los pregoneros de periodicos, las revendedoras de los portales de Ultra, los adoquines, los bicitaxis, la mafia de Cuatro Caminos, el Vedado con su parque de G, los perros de Coppelia, las conversaciones sin sentido de algun desconocido, los borrachos en cada esquina, los policias pidiendo carnet a quien mas decente se vea, los cines con su calor desgarrante, los festivales, los teatros, los conciertos semanales, el Tun Tun con su gente, su calor, sus variables precios, Guanabo con su arena sucia y cada vez menos, los perros abandonados pidiendo comida con cara sencilla y lastimosa. Necesitare de esas fiestas familiares, esos 31 de diciembre con los amigos, esos domingos con sus almuerzos, esos amigos del pre, esos grandes amigos.
Pues si, me declaro culpable de quererla tanto. Me declaro culpable de la necesidad de abandonarla. En cambio, le brindo mi amor eterno por los maravillosos recuerdos que me dio, por tener el privilegio de ser uno de sus hijos, por permitirme disfrutar de ella cuanto pude. Me comprometo tambien a no olvidarla, a visitarla, a tenerla siempre presente, a honrarla y defenderla, a eliminar fronteras, a desearle lo mejor. Me comprometo a serle siempre fiel y amarla hasta el fin de mis dias.