martes, 20 de abril de 2010

Romantico Desamor

Nacimos con la capacidad de amar. Algunos las seguimos desarrollando, otros la vamos perdiendo. Incluso pudieramos pertenecer a los dos grupos en ciclos distintos de nuestras vidas. Yo pertenezco a los dos.
Me enamore, como todos, me enamore perdidamente -en aquel momento asi lo creia, ahora no comparto del todo esa idea, creo que mas bien fue el impacto de una primera relacion-, pero desgraciadamente eramos jovenes, y todo llega a su fin.
Despues intente mantenerme siendo una persona fiel, romantica, y si, creo que lo logre bastante.
Vinieron algunos tropezones, malas conquistas, malas relaciones, y sin darme cuenta me fui endureciendo un poco. Quizas me reunia con personas algo infieles, y de cierta forma me influenciaban un poco.
El tiempo paso -supongo que tambien un aguila por el mar-, y despues de varias relaciones, algunas sin sentido, otras demasiado efimeras, otras intermitentes; pues me he alejado un poco de ese romanticismo inconsciente que un tiempo se apodero de mi. 
Ahora soy distinto, intento ser romantico, todo un bohemio, un sonnador, doy lo mejor de mi, soy detallista, dibujo planes futuros, imagino familias perfectas. Pero de pronto, sin verlo llegar siquiera, todo cambia, de la noche a la mannana, y se apodera de mi un aburrimiento negruzco con pintas de decepcion. Y no me nace volver a lo que era horas antes, no logro ser de nuevo esa copia mal hecha de Jose Jose. Y me vuelvo la peor persona de esta tierra, la mas ruin y asquerosa.
Prefiero decir que la culpa es que no ha aparecido aun esa media naranja de la que tanto habla la gente, aunque creo que en el fondo el problema soy yo. No se cual es la solucion, no se cuando aparecera la solucion, mientras tanto, extranno ese romanticismo inconsciente que algun dia practique. Extranno con todas mis fuerzas el dormir sintiendo a mi espalda el calor de otro cuerpo, el abrazo debil de una mujer, los besos matutinos y las sonrisas al despedirnos en la mannana.  
Abro mi pecho -aunque mi busqueda ya ceso- a toda aquella ninfa dispuesta a entrar en el, y espero volver a formar parte, bien pronto, de esa inmensa multitud de hombres alegres, aunque seamos todos iguales.